TRATAMIENTOS PARA CORREGIR LA ALINEACION
DE LA DENTADURA
Cada
vez más adultos se animan a usar aparatos de ortodoncia
Según la Sociedad Argentina
de Ortodoncia, las consultas se triplicaron en los últimos
cinco años. Esto se debe a que el avance tecnológico
permitió diseñar modelos más livianos y
disimulables.
Por Mariana Iglesias.
Ser el primero de la fila o el gordito del curso figuraban entre
las "señas particulares" menos deseables de
la infancia, por aquello de las cargadas y los apodos poco simpáticos.
Pero nada se comparaba a la "mala suerte" de tener
que usar anteojos o de lucir el vergonzante aparato de ortodoncia.
En estos casos, había que tener la autoestima blindada
para llevarlos con la frente bien alta. Luego, los años
aportarían la seguridad necesaria para hacer (un poco)
más soportable la escasa estatura y el rollito de más.
Y la ciencia les regalaría a los miopes los gloriosos
lentes de contacto. Lo que nunca había ocurrido hasta
ahora era que hombres de traje y corbata o mujeres de tailleur
se animaran a recubrir sus dientes con los famosos brackets.
¿Salud bucal? ¿Estética? Una mezcla de
las dos cosas, dicen los especialistas. Y aseguran que la práctica
hace furor entre la gente grande: en la Sociedad Argentina de
Ortodoncia (SAO) aseguran que en los últimos cinco años
se triplicó la cantidad de adultos que consultan para
usar los aparatos. Y la mayoría se los pone. "Hay
muchas causas, pero esto se debe principalmente al paradigma
estético de la cultura actual, favorecido por el desarrollo
tecnológico. Aumentó la demanda de tratamiento
en adultos y hay cada vez más variantes terapéuticas",
dicen en la SAO.
"La gente busca verse
bien. Veo pacientes de 70 años a los que se les casan
los nietos y quieren tener los dientes perfectos para la boda;
entonces, se ponen los aparatos",
ejemplifica Julia Harfin, jefa de Ortodoncia en la Universidad
Maimónides. Cuenta que en la década del 80, sólo
el 30% de los pacientes de su consultorio eran adultos, proporción
que hoy llega al 80%.
"La ortodoncia avanzó mucho. Ahora hay brackets
transparentes, de cerámica o policarbonato. Uno puede
hablar tranquilo y reírse con ganas porque no se notan.
La gente se entera de nuevas técnicas y productos y los
exigen", explica Harfin.
Beatriz Lewkowicz, presidenta del Ateneo Argentino de Odontología,
marca tres causas de este "significativo y progresivo aumento"
en la aplicación de aparatos en adultos:
Conocimiento científico: "En los últimos
años la biología ósea demostró que
los huesos de los adultos pueden hacer movimientos ortodóncicos
sin problemas".
Adelantos
tecnológicos: "Ahora hay una gran oferta de
aparatos y materiales mucho más estéticos que
antes".
Mayor
expectativa de vida:
"La persona tiene una participación cada vez más
prolongada en el mercado laboral y en el ámbito social.
Por eso, quiere conservar sus dientes naturales el mayor tiempo
posible".
La odontóloga Alicia Rivas opina que la ortodoncia moderna
viene a resolver complejos de vieja data o problemas nuevos,
que llegan con la edad. "Para muchos, la dentadura ha sido
un gran problema. Hay quienes no se ríen nunca en público
o se dejan los bigotes para disimular. Y también están
los que necesitan ponerse prótesis, implantes o puentes
y para eso deben tener sus dientes alineados y en su lugar".
Con aparatos, justamente, logran enderezar piezas, y crear o
cerrar espacios. "Antes, con los aparatos de acero, la
fuerza que se hacía era terrible. Ahora, con los brackets
de titanio o cerámica la fuerza es más ligera
y no provoca molestias", afirma Rivas.
La odontóloga
Silvia Morón recuerda que, hace más de una década,
los trabajos de ortodoncia en adultos eran considerados riesgosos
porque la gente grande tiene huesos mucho más compactos
que los chicos. "Pero en los 90 aparecieron nuevas aleaciones
de alambres que hacen que la fuerza que se ejerce en la boca
sea mucho más suave". Morón transmite el
entusiasmo a sus pacientes con su propia boca, ya que ella misma
luce aparatos: "Es una cuestión de autoestima, y
de estética, claro".
Hugo Romanelli
es profesor titular de Periodoncia en la Universidad Maimónides.
Se ocupa de la enfermedad de las encías. Y está
lleno de pacientes que quieren ponerse los aparatos, pero antes
deben tener sus bocas en perfecto estado. "Tener bien los
dientes mejora la función masticatoria y asegura un buen
futuro bucal. Además, tenerlos alineados permite un mayor
control de las bacterias, que son las que provocan enfermedades
en las encías", explica.
Fuente:
Diario "Clarín", Argentina
Septiembre
22 de 2004
|