LOS CONTROLES
MEDICOS NECESARIOS
Aconsejan
no empezar a practicar deportes sin hacerse una evaluación
Alrededor de cien especialistas llegaron a un
consenso para evitar trastornos
Por Nora Bär
La
convicción de que controles adecuados pueden prevenir
trastornos y hasta episodios trágicos movilizó
a unas veinte instituciones médicas, que se reunieron
para acordar cómo deben ser evaluadas las personas que
quieran desarrollar actividades físicas o deportivas.
El
resultado del encuentro, realizado este fin de semana en el
Club San Fernando, fue el Consenso Nacional para la Evaluación
y Certificación de la Persona Físicamente Activa
y la Prevención de la Muerte Súbita en el Deporte,
que intenta orientar a médicos y deportistas en ciernes
sobre cuáles son los controles que deben realizarse antes
de empezar a hacer actividad física.
Ocurre
que, como suele suceder, no todo es soplar y hacer botellas.
Lanzarse al deporte como poseídos por el frenesí
que pueden estimular la luz y el calor de la primavera o la
perspectiva de una temporada en la playa suele deparar sorpresas
ingratas. Para evitarlas se recomienda un control que no requiere
el empleo de gran tecnología, pero que tampoco coincide
con el examen periódico de salud. Además, varía
con la edad.
Las instituciones
médicas entre ellas, la Asociación Metropolitana
de Medicina del Deporte, la Sociedad Argentina de Pediatría,
la Federación Argentina del Deporte, el Consejo Nacional
de Resucitación, la Carrera de Especialistas en Medicina
Deportiva de la Facultad de Medicina de la UBA, sus equivalentes
de las universidades de Tucumán y La Plata, el Colegio
Argentino de Medicina del Deporte y otras, en suma, alrededor
de cien especialistas-, se dieron cita para llegar a un acuerdo
sobre cuáles son las pruebas indicadas para evitar malos
tragos
Un caos
inadmisible
"Existe
un caos en este tema -explica el doctor Héctor Kunik,
presidente de la primera de las instituciones-. Esto hace que
cada médico opte por su propio sistema... o que no se
haga nada. Nuestra idea es unificar criterios, y realizar un
Registro Nacional de Catástrofes vinculado con la actividad
física y el deporte utilizando el sitio de la Asociación
( http://www.ammdep.org.ar/ ) para recibir la información."
Para los
médicos, es inadmisible que la población encare
la práctica de deportes, en algunos casos, observando
programas francamente extenuantes, sin ningún tipo de
evaluación previa.
"Hay
que evitar que se otorguen certificados de aptitud física
sin un control médico -subraya Kunik-. El certificado
de favor, ya no se puede tolerar, porque tanto el paciente,
que puede tener problemas inesperados, como por el médico,
que puede llegar a recibir condenas de cárcel si transgrede
las normas, corren riesgos."
Si bien
la posibilidad de que se produzca una muerte súbita antes
de los cuarenta años es muy pequeña -alrededor
de 13 casos por cada 2.700.000 personas que hacen actividad
física-, es algo que cuando sucede resulta trágico.
"Es
la excepción a la regla, pero tiene una trascendencia
muy importante", dice el especialista.
En términos
generales, en menores de treinta años la enfermedad que
más frecuentemente puede producir un episodio mortal
es la miocardiopatía hipertrófica, una condición
familiar y frecuentemente congénita que produce alteraciones
del músculo cardíaco -como crecimiento del tabique
interventricular o daños en el tracto de salida del ventrículo
izquierdo- y que puede no presentar síntomas evidentes.
En esos
casos, la muerte se produce generalmente por fibrilación
ventricular o arritmia maligna, un cuadro en el que el corazón
tiene actividad eléctrica, pero no mecánica. "La
muerte súbita puede producirse en reposo o en situaciones
de esfuerzo, pero en este tipo de pacientes el esfuerzo gatilla
la arritmia."
Un simple
electrocardiograma puede hacer sospechar que existe esta afección.
Otro dato que puede orientar el diagnóstico es la existencia
de casos de muerte súbita en familiares jóvenes.
Pero no
sólo se trata de prevenir cuadros de desenlace fatal.
También hay otras patologías que pueden complicarse
cuando la actividad física espontánea es inadecuada.
Son los trastornos de tipo muscular y esquelético.
"Por
ejemplo, la lordosis, la escoliosis (ambas, curvaturas excesivas
de la columna vertebral), el acortamiento de alguno de los miembros
-dice Kunik-... La actividad física es saludable, pero
hay que adaptarla a las patologías que pueden presentar
las personas que quieren iniciarla."
Por otro
lado, hay muy pocos casos en los que el médico aconseja
no hacer deporte. Pero una indicación absoluta de interrupción
de la actividad es el síncope; es decir, la pérdida
de conocimiento con recuperación espontánea.
"Es
un indicador precoz de que puede llegar a desencadenarse una
muerte súbita -explica Kunik-. Corresponde iniciar una
batería de todos los estudios que correspondan de acuerdo
al caso, incluso los invasivos."
Gimnasia
hasta los 90
Y para
los que quieran ponerse "en forma" en quince días,
atención: "Muchas veces las personas inician la
actividad física para bajar kilos de más y esperan
lograrlo en tiempo récord, pero es bastante difícil
hacerlo sólo con la gimnasia o el deporte -advierte Kunik-.
Hay que acompañar el entrenamiento con una dieta adecuada.
Lo saludable no es matarse ni imponerse esfuerzos desmedidos,
sino hacer 150 minutos de actividad física por semana
(cinco veces, media hora por día) utilizando la mayor
cantidad de músculos posible. Cuantos más se utilicen,
mejor. Lo indicado es comenzar a moverse progresivamente, incrementando
la intensidad del ejercicio a medida que pasan los días."
Si por
diferentes razones resulta imposible hacer media hora por vez,
es igualmente efectivo dedicar al entrenamiento tres bloques
de diez minutos cada uno.
"Es
prácticamente lo mismo -dice Kunik-. Con cualquiera de
los dos programas se logra una mejoría notoria en la
capacidad funcional del individuo."
Al contrario
de lo que podría creerse, estos consejos no tienen fecha
de vencimiento. Valen hasta para mayores de... ¡90!
"Antes
se pensaba que para cuidar a los más grandes había
que tenerlos sentados en un sillón -concluye el especialista-.
Nada más lejos de la verdad. Claro que no se puede pretender
que una persona de 90 o 92 años camine kilómetros
de un día para otro. Pero la actividad puede lograr maravillas,
está comprobado. Estudios realizados en Harvard muestran
que en las personas inactivas muchas veces se producen alteraciones,
con infiltración grasa en lugares donde debería
haber músculo. En esos casos, hay que empezar fortaleciendo
la tonicidad de los miembros inferiores (por ejemplo, indicando
ejercicios con pesas de arena de entre 100 y quinientos gramos)
y después estimularlos para que caminen. Así,
ganan equilibrio e independencia, y evitan la catástrofe
que puede significar una caída o una fractura de cadera."
Fuente: Diario "La Nación", Argentina
Diciembre
3 de 2004
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