La
enfermedad
Teresita
enferma, en el claustro al lado de la enfermería (30 de agosto de 1897)
El
3 de abril, durante la noche del Jueves al Viernes Santo, no habiendo obtenido
permiso para quedarse ante el Monumento, Teresita entra en su celda y cerca
de la medianoche, sufre la primera hemoptisis, signo patente de la enfermedad.
Poco después entraría en una gran prueba de fe que duraría
hasta el final de su vida.
A
pesar del agotamiento de su cuerpo enfermo, se entregó todavía
durante más de un año, a todas las austeridades del Carmelo.
"
Iba a la colada, ardiendo de fiebre; se dirigía al tendero con la espalda
y el pecho destrozados por ventosas no cicatrizadas. La veo todavía después
de una sesión terapeútica en que acababan de practicarle más
de quinientas puntas de fuego (yo era quien las contaba), subiendo a su celda
para reposar sobre un duro jergón". (Proceso diocesano,1811, Sor
Genoveva)
"A
pesar de estar enferma Teresita no se dipensaba nunca de los ejercicios comunes
ni de los trabajos penosos. Llegaba, sin quejarse, hasta el límite de
sus fuerzas". (Proceso apostólico, 1115, Sor Teresa de San Agustín)
"Venida
la noche, la pobre niña tenía que subir sola la escalera del dormitorio,
deteniéndose a cada peldaño para tomar aliento. Alcanzaba penosamente
su celda, adonde llegaba tan agotada que, como confesó más tarde
necesitaba a veces una hora para sacarse la ropa. Frecuentemente, durante el
Oficio Divino le faltaban las fuerzas por el esfuerzo que tenía que hacer
para salmodiar y para sostenerse en pie"... (Proceso apostólico,
1380, Sor María de la Trinidad).
A
los indecibles sufrimientos del alma se unían los dolores crucificantes
de un ser agotado, consumido. Teresita iba avanzando hacia su calvario con la
sonrisa de los santos; con el cuerpo cada vez más abrumado por el dolor
físico; con el alma cada vez más divinizada... Ni una queja, ni
una murmuración; el más filial abandono a la Providencia en la
confianza y en el puro amor.
"Aunque me matara esperaría
en El".(Teresita, 7de julio
de 1897).
Superando
el sufrimiento, Teresita habitaba en el amor.
"Es
increíble como se han realizado mis esperanzas.Cuando leía,antes
a San Juan de la Cruz, rogaba a Dios que hiciera en mí lo que este santo
escribe:es decir, que me santificase en pocos años;que me consumiese
en el amor. Mis deseos han sido atendidos.(Teresita, 31 de agosto de 1897)
*
Fuentes: El Mensaje de Teresa de Lisieux, M.M Philipon,O.P. Edit. Balmes. Primera
Parte, Itinerario Espiritual.


