SECRETARÍA DE
EXTENSIÓN UNIVERSITARIA - UNSL - 2005
Taller
Literario de escritura y búsqueda
"Fuego
Libre"
Yamila Juan
Artefacto
Cuando uno se
encuentra aburrido debe ser precavido y no ceder ante la angustia. Sólo
necesita sentarse en un lugar cómodo, cerrar un instante los
ojos y proclamarse un artífice virtuoso, un promotor no reconocido
de aquello que todavía no se ha inventado.
Seguramente, en
el lugar donde se encuentre, tendrá a mano alguna chuchería.
Y si no dispóngase a buscarla.
Ahora bien, sólo
con eso no podrá hacer algo, porque la chuchería ya estará
hecha. Ubíquela sobre alguna superficie lisa y estable que se
utilice comúnmente y que sirva para apoyar y distribuir cosas
arriba.
Dispuesta la situación
de la manera antes descripta, asegúrese de estar preparado para
realizar algún tipo de maniobra que no haya sido llevada a cabo
previamente.
Sólo entonces
puede comenzar la artimaña. Pero recuerde antes tener a su servicio
alguna bicoca en la cual colocar la chuchería. Para que no se
salga inmediatamente, presione unos segundos. Y si no queda no se alarme:
es tiempo de buscar algún pendorcho que pueda entablar la conexión
entre la primera y la segunda (o viceversa).
Obviamente, el
pendorcho por sí solo no establecerá un vínculo
resistente si no presenta algún resto de esparadrapo en sus extremos.
Si de todos modos no logra que lo armado sea algo contundente, no solicite
ayuda más que de su propia convicción. Revuelva dentro
de algún receptáculo (aquellos potes o cuencos de cerámica,
mimbre o latón donde siempre van a parar aquellas insignificancias
de vez en cuando indispensables), hurgue hasta dar con un cachulerito
o con un chirimbolo que no sea necesario más que para serle útil
en el momento en que usted lo está tocando.
Una vez que cuente
con el nuevo, aunque ya usado y gastado, quizás, elemento (de
ahora en adelante "chiruflete"), trate de insertarlo en la
bicoca o, en su defecto, en la chuchería, sin dejar de lado el
pendorcho que será lo adecuado para empalmar cualquier otro cuchuflito.
No deje de tener a su alcance el esparadrapo.
No reniegue si
el artilugio se desbarata justo cuando intenta integrarle un nuevo chirimbolito.
Suele pasar. Utilice su argucia y reanude su quehacer laboriosamente.
No sea tirifilo.
Por lo general
los chirufletes suelen saltar, casi nunca se engarzan en la concavidad
donde se los ubica porque adentro algunos poseen un pequeño resorte
que los hace ser vacilantes, circulantes e inconsistentes. Por las dudas,
debería colocar varios cacharritos alrededor de la obra en cuestión
para atajar y contener al chiruflete brincador. Si se queda en el lugar
en que fue colocado, sosténgalo con un cucuruchito y enrósquele
un pititorro para poder destaparlo, si lo desea. De lo contrario, déjelo
así. Si desde su perspectiva supone que puede llegar a destartalarse,
no lo toque más.
Usted se preguntará:
"¿Y qué hago ahora con un cachivache cuyo mecanismo
no desempeña su función?" Muy simple: ¡pues
archíbelo! "¿Dónde?"
en un sucucho
de su casa "¿Y después?" Se le habrá
pasado el aburrimiento! "¿Y si no?" Desármelo,
desactívelo, descuajerínguelo, desmenúzelo, porque
usted con un poco de aburrimiento y un manual de instrucciones es capaz
de hacer cualquier artefacto peligroso.
Incesante
El sonido que
desprende
El instrumento utilizado
Para fragmentar el tiempo
Y las gotas incesantes
Que se largan al acero
Desde la canilla que no cierra
Le cuentan a mi oído somnoliento
La lenta letanía de tu ausencia.
Inmóvil
No atrae la atención
de nadie
El escalón de la puerta,
Inmóvil y absurdo,
Y yo lo miro
Quieta.
Porque me quedé a la tarde
Como ese escalón:
Con una de tus leves huellas.
Gota tras gota
Envidriando el paisaje
Arrullo de nube aquietando las horas
Silenciando las voces
Esas voces que imponen...
Gota tras gota
Se anuncia el contorno
De las cosas creadas.
Gota tras gota
Sobre mi mano por la ventana
Mi mano gotea
Hoy llueve la vida.
¿Qué
es el mar?
Un vigilante milenario es el mar y su morada.
El mar ocupa la hendidura
De una esfera de imperfecta geometría
Y murmura su nostalgia
Acunando los misterios de la historia.
El mar ondula su vestido ante la bruma.
Su vestido es un espejo quebrado eternamente
Que refleja la profundidad del aire calmo.
Vestigio
Un vestigio tuyo, Creador mío, me sigue palpitando.
Ancestral soplo de vida que amanece en mi costado.
Solamente lamento este contorno, esta dureza torpe que dejo que me abrace
e impide que mis gestos sean pétalos rosados.
Un vestigio tuyo, Creador, se esconde en mis pupilas,
Que me inspira a bucear en los misterios,
Más allá de la espesura de mis párpados.
Un vestigio de tu luz hace ver mi rasgadura
Y se infiltra sin dudar en los huecos de mi barro.
Y me disuelvo, a veces, en las tardes
Esperando ser armada nuevamente
Estrofas
Las cuerdas vocales de la puerta
Auguran la armonía de la noche
Y buscan palabras en derroche
Movedizas las musas ya despiertas.
Me abrasa la tarde
sedienta de juegos
y enciendo en el arte
lunares de fuego
Café de agosto
Mis ojos esquivos
Tus versos angostos
Un día furtivo.
"Cuando la poesía brota de las hojas de la lechuga
no existe poder alguno que pueda marchitarla.
Ella está inmersa en palabras puras
esperando ser por un sensible labio pronunciada."