SECRETARÍA DE
EXTENSIÓN UNIVERSITARIA - UNSL - 2005
Taller
Literario de escritura y búsqueda
"Fuego
Libre"
Nano
Gutiérrez
ESCALERA
Con una escalera puedo
Llegar hasta el inmenso ébano
Subir hasta rocas interminables, ocres y blancas.
Con una escalera puedo
Descender al paraíso más terrenal y puro, sin esmog
Cruzar a la otra orilla del río más arduo y plateado.
Puedo
Alcanzar mi sábana sin pies ni alas
Tendida en el cuello de Dios.
¿Puedo?
CARACOL
SUAVEMENTE, paso a paso
Sin ruido, con placer de gelatina
De lentitud eterna y abundante
Tal vez sin saber cómo o adónde
Él va.
¿Hacia un destino? ¿Dos o más?
¿Uno para cada uno de nosotros?
¿Uno para cada uno de ellos?
Su lomo espiralado
Cual retorcido infinito sin fronteras
Seguro va a lograr su cometido.
Él, desde su dureza y endeblez,
Desde su tesón,
Lo puede todo.
Café
de Agosto.
Uno
de los dos decía: -"Las cosas son como son. Nunca pueden
llegar a ser mejor o peor. Tampoco serán más o menos bellas.
Han sido así, son así, serán así."
.....Esto
que "retumbó" como muy categórico y hasta profético,lo
escuché de dos sujetos que estiraban eternamente sus cafés,
allá por una templada siesta de agosto en el boliche de Flanacho,
un amigo de aquellos, de los que ya no vienen.
.....Ambos navegantes de la vida no eran
parroquianos, azarosamente estaban allí, ocupando una mesa del
rincón oeste, el lugar más cálido a esta hora,
en esta época del año.
.....El debate no llegaba a tener los ribetes
de una acalorada discusión. Sus alegatos eran imperceptiblemente
perturbados por una sutil mirada al reloj del salón, a veces
uno, a veces otro.
.....En un momento "Otro" le
dijo a "Uno": -"Te juro que es así Lo conocí
en Córdoba, vivía obsesionado con esa idea."
.....Sólo ocasionalmente les prestaba
atención, sobre todo cuando alguno alzaba la voz leve-mente,
un poco más del normal susurro que empleaban. De todos modos,
mi mesa, aunque medianamente escondida, no estaba lejos de ellos. Yo
leía el diario, mansa y paulatinamente, como cada siesta, en
tanto que apuraba mi té con canela acompañado de unos
boyitos de anís caseros especialidad de Laly -la esposa de Flanacho-,
cuando ese comentario atrajo mi interés.
.....Así, aproveché de paso
para dar rienda suelta a mi gula, ahora tenía un pretexto por
demás fundado y le encargué a Severino, el mozo de siempre,
una sesión más de té y boyitos. Era la excusa perfecta
para seguir fisgoneando una conversación que acababa de cautivar
mi curiosidad. Agudicé el oído y "sobreactué"
mi disimulo.
....."Uno" dijo: -"No me
digas eso, no puede ser. Es imposible que un tipo se dedique a eso."
....."Sí -contestó "Otro"-,
es así; ésa es tu postura porque vos no has vivido lo
que el vivió."
....."Ah!, ¿y qué vivió
él que no hayamos vivido todos nosotros en este país?"
.....Entonces "Otro" dijo: -"Jorge
-allí descubrí que "Uno" se llamaba Jorge- me
extraña de vos. Cada uno hace con la vida, con su vida, lo que
puede; cada persona siente un hecho similar de distintas maneras a lo
que otras sienten. Cuántos sujetos separados hay
vos te
separaste de Gladys y quedaste remal, hecho un trapo; en cambio Sebastián
vive de joda desde que pudo alejarse de Marcela."
....."¿Y vos qué sabés
si él no hace eso para no pensar, para bancarse la angustia y
la soledad? Lo que pasa es que vos no conocés lo que es estar
solo
¡claro! Tu jermu es un camión, es de fierro."
.....Y de pronto cuchicheaban, como solapadamente;
el volumen de sus palabras disminuía, no así el énfasis
de sus gestos. Eran amigos, sí, se notaban muy amigos, pero el
intercambio de ideas era enconado.
....."Otro" comenzó a
explayarse: -" Lo ubiqué en Cosquín, estaba sentado
frente al palco, más o menos en la fila 10 tirando al medio,
con los pies estirados en la butaca siguiente; se veía que era
un sujeto alto, desgarbado; había sido algo musculoso, ahora
venido a menos. Su ropa estaba a destiempo, apropiada para cualquier
estación del año, tanto para salir airoso del frío
como de la lluvia, del calor o del viento. Zapatillas de básquet,
pantalón de sarga color azul oscuro, de vestir, aunque desgastado,
roído ya de tanto lavado. Polera gris insípido. Impermeable
largo marrón oscuro, atemporal. Gafas rectangulares, chiquitas,
de marco negro. Era como un desdibujo, un bosquejo de "algo"
con trazos irregularmente hechos. Era como que iba a ser, o mejor dicho,
que había dejado de ser. De más está comentarte
que la tristeza lo bañaba con una luna de fuego en su rostro,
de brillo extraño, sin resplandor. No me fue fácil establecer
contacto con él. La curiosidad traspasa barreras, hasta la de
mi más resistente timidez."
....."Uno" lo miraba de un modo
especial, ambiguo, a su narrador. "Otro" sorbió un
trago de café, probablemente frío, seguramente el último
de su taza. Desde el fondo la borra del cafeínado potaje lo contemplaba
ansiosa por saber.
Prosiguió: -"Ya llevaba allí el segundo día,
se sentaba a la misma hora, en la misma silla, más o menos la
misma cantidad de tiempo. El día anterior se había marchado
sin prisa como paladeando agriamente el instante exacto en que el presente
se transforma en pasado. Luego de deliberar conmigo mismo por un largo
rato, me dispuse a acercarme y hablar con él. Ya lo había
decidido, pero me faltaba ese otro algo: ¿cómo hacerlo?
Tratando de lograr la menor artificialidad de mis tantos y tontos gestos
"naturales" le pregunté, casi en un susurro, como para
no sacarlo de su tiempo y de su espacio, que seguramente no eran los
míos: ¿Turista? Musité torpemente. Demoró
en contestar, creo más bien que aplazó momentáneamente
su retorno de donde estaba. De soslayo, con un giro apenas perceptible
de cabeza, contestó: ¿Cómo? Parecía no entender,
no a mi pregunta sino que alguien se hubiese fijado en él. Creí
entender que tal vez quisiese pasar por invisible."
....."Me sentí atrevido, avergonzado.
De todos modos, seguí adelante. Las luces de la plaza de Cosquín
eran tan insuficientes como osadas, tratando de prevalecer frente a
lo efímero que se avecinaba. No supe cómo seguir, atiné
una frase que me sonó poco convincente: ¿de visita o de
paso? -"De regreso, nada más que de regreso" Fue más
una expresión de deseo que algo fáctico, pero parecía
sólo aparentemente que por un misterioso designio se iba a disponer
a la charla. "Siéntese -me pidió-. Hace tanto que
no hablo con alguien que no sea conserje o mucama de hotel, alguien
que venda pasajes." ¡¡ Bueeeno ¡! Me pareció
un comentario muy fuerte, muy profundo, pero un tanto inapropiado por
lo repentino."
....."Casi no lo miré, sólo
lo escuché. Me senté a su lado, un alma taciturna se disponía
a hablar. -Por dolorosos motivos estoy solo en la vida. Sin esposa,
sin hijos, ni padres ni hermanos, me siento como Gilgamesh pero mortal.
Comparto con ese personaje la eterna tristeza de haber visto el final
de quienes amaba. Quedé helado, se me erizó la piel; la
noche amenazaba fresca a mis emociones que se congelaron de golpe. Luego
de una pausa que pareció inmemorial, prosiguió: -No hay
una sola forma de encarar las cosas, hay miles, millones. Con sólo
pensar un poco más de lo que lo hacemos habitualmente podemos
conectarnos con ese mundo de posibilidades infinitas. Seguí su
conversación más extrañado que antes. -He pasado
momentos muy felices con mis seres queridos. He viajado al menos por
mi país, y pude conocerlo más de lo que esperaba. Salíamos
en familia, con mi esposa y los niños. Fueron viajes verdaderamente
gratificantes
cuando quedé solo decidí recorrer
los mismos lugares que habíamos visitado pero todo en su reverso,
para ver lo que ellos no pudieron, para guardar atesoradamente en el
arcón relicto de mis retinas lo que ni ellos no yo podremos vivir,
ellos porque ya no están, y yo porque ellos no me acompañan.
Empujaba en mi interior un gigantesco deseo por preguntar ¿Qué
es todo esto?; mi expresión me delató, mi interlocutor
ahora fugazmente observador aclaró: -Esto que estoy haciendo
es la puesta en acto de una sensación que una vez me tomó
por asalto, me arropó para abrigar de alguna forma mi indestructible
desolación. Percibí que necesitaba estar allí,
donde había estado con ellos pero en ese otro momento donde los
lugares se convierten en no-lugares, donde éstos pierden el encanto
de su razón de ser. Estuvimos un verano en Cosquín, con
mucho calor, la plaza llena a más no poder, los asientos y sus
espectadores colmados de vida gozando del espectáculo.
....."Pausa, respira, bebe aire húmedo
y al unísono sus ojos parecen visualizar todo el entorno de aquella
vez, la vista puesta sobre el escenario ahora famélico de su
consabido esplendor. -Entonces pensé ¿Cómo sería
Cosquín sin todo lo que vivimos? ¿cómo serían
los lugares cuando no estamos allí? Aquí estuve sentado
aquella vez. Allá todo fue vida, hoy quietud, soledad y silencio.
Esto es la contracara de aquello
¿entiende? No puede haber
blanco sin negro, ying sin yang. Por eso he viajado también a
Bariloche en verano, para no ver nieve; a Mar del Plata en invierno
con frío y sin montañas de gente alrededor, con bufanda
y pullover sin malla, toallón ni bronceador; por eso ahora ahorro
en vez de gastar; tomo helado en julio y duermo de día. Hoy estoy
solo, ayer estuve acompañado. Con el gozo de vivir a contramano
mi angustia disminuye. Conocer lo que ellos se perdieron y yo poder
contarles
contarles
si es que alguna vez nos volvamos
a ver. ¿Sabe que fui en un día de vacaciones a mi escuela
primaria, entré de noche a 1ro "B" y me senté
en el mismo lugar donde lo hice el primer día de clases? Silencio
reflexivo de parte de los dos."
....."Loco o sabio, cuerdo o insano.
Siempre la locura y el sano juicio han tenido límites tan difusos
pero ahora en este sempiterno punto de mi vida acaricié
ese refrán con frenética necesidad. Abandonó su
silencio para continuar: -Ahora sólo espero el momento sublime
anhelo poder ver la vida observándola desde la muerte.
Y ya no entendí, o inconcientemente no quise entender más.
Esto me superaba. Sólo había querido satisfacer mi curiosidad,
ser cortés con un desconocido y a cambio obtenía una gran
sabiduría, o bien salía maltrecho en mis esquemas de vida,
en mis sentimientos."
....."Comenzó a lloviznar.
La garúa se iba haciendo más consistente, más densa.
Este Gilgamesh bajó los pies del asiento de adelante, se acomodó
el cuello del impermeable, sacó un arrugado pañuelo del
bolsillo trasero y secó sin apuro las incipientes gotitas de
sus gafas. Se incorporó y con un gesto de cabeza a modo de despedida,
a contrafaz de su pasado, se marchó."
....."En un destruido cartel luminoso
de variados colores, por una de sus roturas, pululaba un rojo carmesí
que envolvía su sombra ya lejana. La lluvia teñía
con sabor a sangre su impermeable y mis labios
¿tal vez
los suyos también? No lo sé, ni creo que pueda intuirlo."
....."Uno" miró boquiabierto
a "Otro" y quedó regulando
sin saber qué
acotar."
Mi segundo té con canela había quedado a la mitad, ya
estaba helado. No tengo idea si comí la repetición de
los boyitos de Laly, o si nunca los trajeron. Había quedado totalmente
absorto en ese relato; el diario yacía caótico en el piso
bajo la mesa, y dudé: "¿Habrá sido un sueñito
siestero?, porque la mesa del rincón oeste está limpia
dispuesta a servirse otra vez".
AL FILO DE LA LÁMPARA
Metí mis dedos en el bolsillo
raído
Y besé los senderos del abismo.
Una lámpara que ilumina el borde
del más allá
Su tajo más predilecto
A la oscuridad de la hora más dorada.
Cuchillo que corta ignorancias invencibles
y
Estructuras que carcomen todo desandado ser.
Lámpara que ilumina estantes
vacíos
De botellones ocres y licores carmesí.
Lámpara tenebrosa
De lluvias afiladas y navajas sin fin,
No me calles, no te mates.
Déjame ser, aquí, una vez más.
CALIBÁN
.......Luego
de mucho tiempo sin verlo, sin vernos, allí estaba. Se encontraba
ahora frente a mí.
.......Su semblante extenso, profundo,
denotaba que la travesía por la vida y el tiempo, tan "relativo"
para algunos, había dejado improntas que no eran visibles de
modo sencillo, es más, sólo iban a ser notorias cuando
pudiese conversar con él.
.......El rostro ajado por la brisa y el
viento de miles de caminos grises, seguramente inconclusos, mostraba
surcos y grietas de muchas batallas, de eternas guerras, aún
algunas por comenzar.
.......No era militar, tampoco había
sido soldado. Sus contiendas desga-rradoras eran las de todos, la del
enfrentamiento con la rutina inhóspita del cotidiano vivir. Pero
él no había contado con todas las armas necesarias para
enfrentar la vida: educación, cultura, habían sido escasas
y hasta esquivas.
.......Sus chistes amenos, su sonrisa amplia
de escasos dientes habían alimentado con alegría aquellos
momentos de mi niñez, haciendo más llevadera la escasez
de abuelo y la ausencia de padre.
.......Su recóndita experiencia
sólo le había servido para estar donde estaba. Sin embargo,
a mí niño, había coloreado un mundo de descubrimientos
y horizontes que ya acaso podía alcanzar con mis precoces manos.
.......Si hay algo que siempre me llamó
la atención fue el tono de sus ojos coexistiendo con su expresión
tan lejana, tan triste, perdida vaya a saber en qué rincón
de qué planeta, de qué universo. Esos ojos siempre del
mismo color, resistiendo el inquebrantable paso de los días,
aún cuando no recordase su edad.
.......Color que sólo había
visto en cada otoño sobre las imparciales baldozas de mi vereda,
color de las hojas de plátano tendido mansamente en ella, color
mecido por el soplo apenas cálido, apenas suave de esta época
preludio del invierno.
.......Nunca hallé la expresión
de ese ocre en otros aspectos de la natu-raleza, esa sabia mixtura de
marrones, rosas, dorados, cobres en una indescriptible comunión
tan poco convencional. Tal vez por esto es que lo admiré y lo
odié, con el odio desgarrador de la envidia y de mi incapacidad.
Nunca pude plasmar en mis pinturas, con mis óleos o pasteles,
ese color tan volátil, inasequible
esta imposibilidad
quebrantó mi mente, mi alma con dolores de parto que nunca dieron
a luz, con susurros rabiosos de muerte por venir. Estas emociones impulsaron
mi pincel y mis tonos, sin embargo mis obras se vendieron (según
los críticos) más por su contenido que por sus colores
(¡¡malditos colores!!)
.......Y ahora, luego de haber transhumado
por el mundo, vuelvo en busca de mis raíces por algo que me deben,
a recorrer aquellas veredas y calles de mi niñez, a mi casa.
Allí, a 149 pasos al oeste de mi plátano aún está
José, étereo e inmortal, como siempre, custodiando el
portón de entrada de la ahora no tan famosa empresa de transportes
El Calibán.