Discurso de Asunción del nuevo Rector, Lic. Germán Arias Cuando se aprobó el Calendario Electoral quiso el azar que esta asunción de autoridades cayera el 11 de setiembre. Un dia como
hoy, en 1888, en Paraguay, fallecía Domingo Faustino Sarmiento, procer
controvertido como el que más, el Cuyano Alborotador de García Hamilton,
el defensor de la educación pública, tan en peligro en estos momentos,
creador de las Escuelas Normales , hoy desaparecidas como tales. En su
homenaje se celebra el Día del Maestro. Soy Maestro Normal y es, de mis
títulos el que mas quiero. Aproximadamente un siglo después, también un 11 de setiembre, el de
1973, y tratando de matar ideas, derrocan en el vecino país al presidente
constitucional elegido por el pueblo Salvador Allende. Lo hace quien fue
uno de los peores asesinos de nuestra querida América Latina: Augusto
Pinochet. Quiero agradecer a todos quienes hicieron posible que tanto Roberto Olsina como yo estemos presidiendo este acto académico. Este agradecimiento trasciende al grupo inicial y lo hacemos extensivo a los alumnos, docentes, no-docente y graduados que nos votaron y nos dieron su apoyo y a todos quienes participaron en esta elección, en especial a los otros tres candidatos a Rector que nos acompañaron en la primer vuelta. La tarea no fue fácil. Muchos de Uds. nos habrán sentido decir que nos daba hasta pudor ir a presentar un proyecto o modelo de universidad a futuro en medio de un marco de acciones en contra del ajuste aplicado por el Gobierno Nacional que no hace otra cosa que aplicar los dictámenes del Fondo Monetario Internacional sin importarle el costo social del mismo. Es en este marco donde hablábamos con nuestros colegas, con los alumnos, con los no-docentes y les transmitíamos nuestra preocupación pero a la vez nuestra esperanza recurriendo a la transitada figura de la lucecita al final del tunel. Decíamos que nuestros principios rectores eran:
A partir de
estos principios elaboramos una serie de acciones que estamos seguros
vamos a poder poner en práctica en los próximos tres años. Creemos que la experiencia fue positiva y nos ha dado elementos sumamente valiosos para mejorarla. Se han cometido errores de distinto tipo: formales y sustanciales. Debemos procurar no cometerlos nuevamente pero, al mismo tiempo, no debemos dejar que los mismos nos impidan festejar la expresión de la comunidad universitaria. Porque más allá de gestos individuales que pueden ser valorables, somos todos nosotros, los "héroes cotidianos" que conformamos la Universidad. Convocamos entonces a la unidad en la diversidad, a la diversidad en la unidad que no es otra cosa que reafirmar nuestro ideario democrático y reformista, Sostenemos que es indudable el papel central que le cabe a la Educación y a la producción del conocimiento en el desarrollo socioeconómico y en la democratización de la sociedad. Defendemos la Reforma Universitaria, pensamos que las reivindicaciones políticas y académicas de Córdoba´18 plasmaron, en una conjunto de verdades reveladas, un repertorio axiomático que en la práctica se fue concretando, con matices y disímil profundidad, en la mayoría de las casas de estudio. Fue como un regreso a las fuentes, a los orígenes de la institución universitaria. Autonomía, cogobierno, participación democrática, docencia libre, libertad de cátedra, espíritu indagador, todas condiciones que ya caracterizaban, por lo menos en sus comienzos a la "universitas magistrorum et scholarium". En ocasión de cumplirse el 70 aniversario de la Reforma un grupo de académicos uruguayos presentó un trabajo donde sintetizaban en tres enunciados fundamentales lo que entendían los aportes ideológicos centrales de la Reforma.
Estos puntos representan el ideario esencial, el sustrato del junio cordobés. Solo quienes son incapaces de distinguir lo esencial de lo accesorio pueden hablar, como lo hicieron hace unos años atrás de "contrarreforma", cuando plantean modificar aspectos operativos que en su momento pudieron ser útiles para encarnar aquellos principios. Hoy en el marco de realidades totalmente diferentes, es innegable que son necesarios nuevos instrumentos para mantener la vigencia de esos principios fundacionales los que a pesar del tiempo transcurrido no se han debilitado sino que, por el contrario, frente a la marea neoliberal que hoy nos agobia, se vuelven cada vez mas actuales y necesario. Queremos una Universidad, al decir del estudioso de la Reforma, el nicaragüense Carlos Tünnerman Bernheim, que haga realidad la definición de K. Jaspers de ser "el lugar donde la sociedad permite el florecimiento de la más clara conciencia de la época", organizándose, como propone Habermas, como una auténtica "comunidad crítica de estudiantes y profesores" lo que nos atreveríamos a modificar diciendo una "comunidad crítica de estudiantes y estudiantes avanzados" por cuanto, entendemos que es esta una condición que no se pierde nunca y que, de última, los docentes somos debemos ser estudiantes. Queremos asimismo que la Universidad sea una institución forjadora de ciudadanos conscientes y responsables, de profesionales, investigadores y técnicos formados interdisciplinariamente, dotados de una cultura humanística y científica, capaces de seguirse formando por sí mismos, de adaptar sus conocimientos a las transformaciones y de localizar la información pertinente, evaluarla críticamente, juzgar y tomar decisiones. Una universidad donde docencia, investigación y extensión se integren en un solo gran quehacer universitario, enriqueciéndose mutuamente, y se apliquen a la búsqueda de soluciones para los problemas de la sociedad y la nación, capaz de pensar "universalmente" para actuar "localmente". Una Universidad que acepte la evaluación por sus pares y que practique la auto-evaluación sistemática de todas sus actividades. Además, que consciente de su responsabilidad social sin menoscabo de su autonomía, reconozca que está sujeta a la "rendición social de cuentas". Una Universidad que sepa emplear todos los recursos de la moderna tecnología educativa, como apoyo a la docencia, pero sin permitir que la máquina reemplace al docente. Algunos pensamos que el diálogo socrático, afortunadamente, sobrevivirá en el milenio que recién comienza. Una
Universidad inserta en la totalidad del sistema educativo, del cual debe
ser "cabeza" y no simple "corona", preocupada por los niveles de enseñanza
que le preceden, a los cuales debe aportar propuestas para su mejoramiento
cualitativo, y que hace de la investigación educativa una de sus tareas
prioritarias. |