Como ocurre todos los años en esta circunstancia por demás feliz, reúne a la comunidad universitaria de Villa Mercedes, el egreso de un numeroso grupo de alumnos de las distintas especialidades que hoy reciben en medio de la alegría y la euforia, su diploma profesional.

En forma personal y en representación de todos ellos que me han distinguido con tan honrosa misión, sean mis primeras palabras para agradecer a la Universidad Nacional de San Luis; en particular a las autoridades y a los profesores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Económico-Sociales de Villa Mercedes y a nuestros familiares y amigos con los que hoy compartimos un momento por demás grato ya que nuestro logro también les pertenece.

Superando este instante particular y tan profundo, quiero decirles que somos consientes de que adquirimos nuestra responsabilidad futura frente a la sociedad que nos rodea y la comunidad toda.

Las circunstancias de grandes y permanentes cambios, debido al acelerado avance de la ciencia y la técnica en todos los campos de la vida nacional, hace más difícil y más competitiva nuestra tarea del mañana.

Somos profesionales que egresamos al filo de la terminación del siglo XX y nuestro campo de acción estará en el venidero, lleno de interrogantes y misterios.

A ello se suma la iniciación de un nuevo milenio.

Egresamos de una Universidad del interior del país. De ese interior que reclama con sobrada razón y justicia una mejor distribución de la riqueza, que se traduzca en obras de infraestructura y le permita crecer, disfrutar de lo que con sacrificio produce y llenar sus grandes espacios vacíos dándoles vida y razón de existencia.

Como nuevos profesionales preocupados por el porvenir del país, en instantes en que las fronteras desaparecen, y la máquina intenta reemplazar al hombre; trabajar con fé, con empuje renovador, ese es nuestro destino.