Colación de Grados - Promoción 2000/2001        Pagina Principal


Discurso del Decano Ing. Jorge Raúl OLGUIN

Buenas tardes. Es un verdadero placer estar hoy, aquí, con ustedes.

Este es un día importante. Es un día importante para Uds. que reciben su título, el fruto del esfuerzo de muchos años. Es un día importante para nosotros que vemos concluida, con éxito, una etapa más en nuestra labor de formar profesionales útiles a la sociedad, especialmente hoy que entregamos también su diploma a los primeros graduados de la especialización en Gestión Ambiental y a los primeros técnicos en Diseño Gráfico Publicitario.

Pero quiero distraerlos unos minutos de este momento de satisfacción.

Quisiera dejarles unos pocos párrafos como puntos de atención que hacen al momento, pero que se proyectan a lo que será su actividad diaria.

Les toca a ustedes vivir en momentos difíciles. No deben permitir que eso modifique su conciencia, no deben permitir ser absorbidos calladamente por el sistema: el título que re­ciben les transfiere una importante cuota de responsabilidad.

Recuerden que los graduados no están a salvo de los ataques que se realizan al sistema educativo, por el sólo hecho de haber completado sus estudios.

Ustedes son la demostración tangible de que todavía la universidad Argentina está de pié y de que hay quienes luchan por mantener este modelo.

Que esta defensa que se hace de la educación no es una cuestión sectorial. Muchos deben haber escuchado la frase que dice: “La educación es una inversión individual y social y no un gasto”. No es una frase anónima que parte de los claustros universitarios para justificar su existencia. La dijo un premio Nobel. Si uno tuviera que adivinar diría que un Premio Nobel de la Paz o de Literatura. En realidad, esta frase pertenece a un Premio Nobel de Economía.

Porqué, entonces, se sigue ajustando y achicando la educación?

El gobierno no pareciera estar demasiado ansioso de que los habitantes de nuestro país se formen; en mejorar el nivel cultural de su gente; en competir para aumentar el caudal del recurso más valioso de nuestro tiempo: el conocimiento. Un recurso que no es innato de un pueblo como son los recursos naturales sino que, conveniente apuntalado desde la definición política de la nación que se pretende, permite, revolucionariamente, que una nación pobre o débil pueda adquirirlo, transformándolo, según Alvin Tofler, "en la más democrática fuente de poder. Y eso lo convierte en una continua amenaza para los poderosos".

Quizá debamos buscar ahí la explicación de porque tantos, desde los burócratas hasta los principales poderes económicos que controlan el mundo, prefieren ver a nuestra sociedad sumida en las tinieblas de la ignorancia y buscando sólo la supervivencia individual.

Por eso es nuestra responsabilidad demostrar la importancia de nuestra Universidad: ser la principal herramienta de transformación que tiene la región, debemos insistir con nuestros reclamos, haciendo que esta inversión rinda sus frutos en beneficio de la sociedad toda.

No debemos perder las esperanzas de que la educación recupere el lugar que se merece y que nunca debió perder.

Y si bien este título mejora sus posibilidades personales y sociales, no se olviden de los desempleados, los pobres y los desposeídos, cuya desesperación es difícil de comprender por quien puede comer todos los días. Una parte demasiado grande de nuestro país está en esas condiciones y a pesar de que la falta de redes de contención social no se compensa con la solidaridad individual, es imprescindible que nuestra caridad, compromiso y trabajo demuestre que no se puede gobernar para pocos y que nuestro país no será mejor que el más humilde de sus hijos.

Recuerden también, que deben sentirse obligados con el medio ambiente y convivir con la naturaleza. Que los trastornos ecológicos no se solucionan con el pago de multas y, finalmente, que el mundo no tiene propietarios sino que lo utilizamos temporalmente y quien lo ocupe mañana, tiene los mismos derechos que tenemos quienes lo ocupamos hoy.

Graduados: Cuando escuchen “Universitarios”, sepan que hablan de ustedes, cuando escuchen “Universidad Nacional” sepan que hablan de su casa, cuando escuchen “Educación Pública” sepan que se refieren a la posibilidad que tuvieron Uds. para llegar a donde llegaron.

Cuando escuchen que hay problemas en el Sistema Educativo no se pregunten si sus hijos tienen problemas en la escuela a la que van o en el curso en el que estudian, ni siquiera se pregunten si tienen hijos en edad escolar: salgan a defender a la Educación Pública, Estatal y Gratuita, que es la única esperanza de igualdad de oportunidades. No permitan que parezca que el problema que hoy es de pocos y ajeno, mañana sea propio y de muchos.

Ustedes tienen una responsabilidad especial. Uds. son Universitarios. No compren sin ver lo que se les vende. Su formación, cualquiera sea, debe hacerlos capaces de leer entre líneas y tener una actitud crítica pero positiva que les permita interpretar más allá del discurso. Recuerden la respuesta elíptica de Eduardo Galeano cuando se le preguntó si se podía vivir sin Universidades. El dijo: “Yo empezaría a preocuparme por el aire. Para cuando la privatización del aire? Ya vendrán los técnicos a explicarnos: Quien no paga por el aire no lo valora y no merece respirar”.

Siempre deben estar preparados para cuando nos llegue el momento, haciendo que ese papel que se les entrega siga te­niendo valor y significado, trabajando en el desarrollo independiente del país, investigando, buscando nuestro propio modelo, rescatando nuestra cultura e identidad.

Esto parece una despedida pero la Universidad no despide nunca a sus graduados, sólo les da la bienvenida en su nueva condición, asegurándoles que los necesitamos y que contamos con Uds.

Gracias y hoy, como siempre y más que nunca, cuídense mucho allá afuera.