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FICES

CLASE PUBLICA

sobre efectos del ajuste al sector público
y alternativas al modelo
Villa Mercedes (San Luis), 9 de Agosto de 2001

Disertante: Ing. Daniel Morano (Decano electo de la FICES)

Introducción

Es habitual que al comenzar una clase el alumno se pregunte para qué sirve este tema y que aplicación tiene. Por ello creo que habremos cumplido con el objetivo de esta clase pública si al finalizar la misma, a todos quienes estamos aquí nos quede el convencimiento que ha servido para algo y que los conceptos aquí vertidos sirvan para conocer causas y definir y llevar adelante acciones concretas.

El contexto global

A partir de 1976, junto al terrorismo de estado, se puso en marcha un modelo económico de corte netamente neoliberal, que a la par que destruía a la industria nacional con el auge de la importación, favoreció la especulación con financieras, mesas de dinero y un dólar subvaluado, que hizo que los argentinos fuésemos conocidos en el exterior como “el deme dos”. Estos años se conocieron como los de la “Plata Dulce”. La deuda externa pasó de $12.000.000.000 en 1978 a 43.000.000.000 en 1982. Este nuevo endeudamiento externo presentó algunas particularidades: los principales prestamistas ya no fueron los organismos internacionales de crédito, sino la banca privada trasnacional. De allí en más tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial pasaron a ser representantes y negociadores de los principales prestamistas, es decir de los bancos privados extranjeros. Por otro lado el estado dejó de ser el demandante exclusivo y el sector privado, demandando recursos al exterior se convirtió en deudor externo.

Y aquí es necesario tener en cuenta que los deudores externos que comenzaron a imponer las modalidades y el ritmo del endeudamiento externo fueron los integrantes del sector privado, más específicamente un reducido número de grupos económicos, conglomerados extranjeros y empresas trasnacionales que constituían el núcleo del capital concentrado de nuestro país. Esta situación alteró el carácter del endeudamiento del sector público porque quedó subordinado a las necesidades de los sectores dominantes. El estado debió endeudarse para abastecer la demanda de dólares en el mercado de cambio, y por otro lado en 1982 se hizo cargo de la deuda contraida por los grupos económicos y los diferentes capitales extranjeros. El Presidente del Banco Central en ese momento, era un joven economista de la Fundación Mediterránea. Su nombre Domingo Felipe Cavallo.

Durante la década del ochenta los recursos transferidos hacia el capital concentrado alcanzó los 67.500 millones de dólares, provenientes de subsidios as sector financiero por la quiebra de entidades y la licuación de la deuda interna, el costo fiscal de la promoción industrial, los subsidios a las exportaciones, etc.

Las reformas estructurales ocurridas a comienzos de la década del 90, especialmente la privatización de las empresas estatales y el Plan de convertibilidad fueron las políticas llevadas adelante para superar las crisis hiperinflacionarias. Esto permitió a los sectores dominantes subordinar al resto del conjunto social, consolidándose el predominio de la cúpula de economía.

En Diciembre de 1993 la deuda pública era de $ 53.500 millones y actualmente oscila en los $ 130.000 millones. Este aumento de $ 75.000 millones en tan sólo siete años y medio se debió a varias razones: la reducción de los aportes patronales a la Seguridad Social, los aportes bajaron a la mitad y en ese concepto el estado dejó de recaudar hasta ahora $ 21.500 millones de dólares.

Las AFJP llevan recaudados 25.000 millones de dólares de los aportes de los afiliados que antes ingresaban al régimen público.

A raíz de una mayor evasión y a la implementación de contratos laborales sin el pago de las cargas sociales se dejaron de recaudar 10.000 millones de pesos anuales.

En definitiva, en estos siete años y medio, el estado dejó de recaudar por más de 100.000 millones de dólares que fueron a parar a las empresas y a las AFJP.

Esta diferencia fue financiada en parte por el aumento del IVA en 1995 del 18% al 21% y todos sabemos que el IVA lo pagamos los consumidores.

Así queda una brecha de $ 70.000 millones de dólares que fue financiado con préstamos cada vez con mayores intereses y prestado en parte por las propias AFJP y el sector financiero: o sea con nuestro propio dinero.

Por otro lado, el principales incremento de los gastos del estado fue para pagar los intereses de la deuda que pasaron de $ 3.500 millones anuales en 1994 a $ 11.500 millones este año.

Entre las AFJP y la rebaja de aportes, este año el estado deja de recaudar $ 9.800 millones de dólares y si consideramos que el déficit es de $ 6.500 millones habría un superávit de $ 3.300 millones, pagando inclusive el 100% de los intereses de la deuda y aun porcentaje menor por la caída del famoso riesgo país.

Si a esto le tenemos que sumar los subsidios a los ferrocarriles, peajes y operadores de canales fluviales por casi $ 400 millones de dólares, el doble del recorte anunciado a la educación superior.

Finalmente la evasión de los grandes grupos que de acuerdo a lo manifestado por el propio Ministerio de Economía sería de $ 30.000 mil millones por año.

La suma de $ 11.500 + $ 9.800 + $ 400 + $ 30.000 = $ 51.700

El déficit es de $ 6.500 por lo que se está concentrando capital por $ 45.200 millones.

Rol de la Educación Pública.

Estamos frente a un proceso de avance científico y tecnológico sin precedentes que exige cada vez mayor calificación profesional para acceder al mercado laboral y el rol de la Educación Pública en sus distintos niveles, debe ser el de otorgarle a los niños y jóvenes los conocimientos necesarios para poder desempeñarse en ese contexto.

Un joven que hoy tiene 20 años debería formar parte de ese mercado laboral por los próximos 45 años. Cual será el estado de la ciencia, la técnica, las condiciones laborales dentro de 45 años, nadie hoy lo puede predecir; de manera tal que sólo aquellos que tengan el conocimiento adecuado en una determinada disciplina podrán desempeñarse adecuadamente. Serán quienes formen parte del sistema. Quienes no lo logren serán los excluidos, los futuros marginados por su falta de conocimiento.

Queda claro que nunca la humanidad ha tenido tantos conocimientos para resolver problemas, pero cual es el modelo de sociedad deseado y por ende que es lo que debe aportar ese conocimiento a la sociedad y como “distribuir el conocimiento”, sin duda debería ser el gran desafío de todos los gobiernos y por ende debe ser considerado una cuestión de estado.

Debe estudiar el que quiera y no el que pueda y ello solo es posible con un excelente sistema de educación pública en todos los niveles basado en tres premisas básicas: democratización, calidad y pertinencia.

ü      Democratización: entendida como igualdad de oportunidades y de posibilidades de acceso, permanencia, egreso y reingreso al sistema educativo.

ü      Calidad: como un concepto que apunta a definir y evaluar criterios y estándares académicos adecuados para una interacción exitosa con el entorno actual y con su transformación hacia niveles crecientes de satisfacción personal y social.

ü      Pertinencia: es el grado de correspondencia entre los fines de la educación y las necesidades de la sociedad.

En este contexto es necesario conformar una sociedad con reales expectativas de mejorar progresivamente su calidad de vida, en un marco de solidaridad, que permita convertir a Argentina en un país competitivo internacionalmente.

El conocimiento, entonces, debe ser distribuido en condiciones de equidad y el desafío es brindar a todos los habitantes del país las mismas posibilidades de llegar a un conocimiento calificado y pertinente.

Ahora bien, si estamos de acuerdo en este concepto, la educación pública debe ser revalorizada y no atacada.

Con este recorte presupuestario realizado a la Universidad Nacional, que para cumplir con la ley de déficit cero, debería incrementarse en los próximos meses, se bloquea totalmente su capacidad de funcionamiento, se contribuye a su vaciamiento tanto de personal como de alumnos.

Para los economistas del sistema la solución sería muy sencilla: si, por ejemplo, la Universidad de San Luis tiene hoy 10.000 alumnos y a priori consideramos que el 50% puede pagar arancel, pues que paguen $ 100 por mes cada alumno que pueda para equilibrar el recorte y que el que no pueda se quede en su casa. Además al reducir a la mitad el número de alumnos se necesitarían menos docentes por lo que se reduciría también el costo docente y habría fondos frescos para inversión por lo que aumentaría la calidad de la enseñanza. Un círculo perfecto.

La pregunta señores es que pasa con los 5.000 alumnos que quedan afuera, que harán el resto de su vida, se los está condenando a ser los futuros excluidos del sistema, ¿acaso es ese el modelo de sociedad que queremos dejarle a nuestros hijos?, ¿acaso cada uno de nosotros pretende que su hijo sea un futuro excluido del sistema?.

Creo que ese debe ser el eje de la discusión: el conocimiento no puede ser concentrado, debe ser distribuido con calidad y pertinencia y en esto el rol de las universidades públicas es fundamental, pero para ello es necesario que nuestros gobernantes se convenzan que la educación es una cuestión de estado que no puede estar supeditada a los caprichos y vaivenes de los mercados y del capital especulativo. Por ello la lucha es larga y tengamos presente que más allá de los sueldos, más allá de los actuales recortes presupuestarios, en esta lucha de hoy estamos definiendo un modelo de universidad, y con ello estamos definiendo quienes podrán acceder al conocimiento en las próximas décadas. Estamos definiendo en esta lucha el modelo de sociedad de las próximas décadas, estamos definiendo quienes y cuántos serán los futuros excluidos del sistema. Es necesario que estemos todos a la altura de tamaña responsabilidad.

Acciones futuras

Frente a este cuadro de situación queda claro que el problema fundamental es esencialmente la concentración económica. Sólo habrá crecimiento si existe una redistribución progresiva de los ingresos.

Es necesario como objetivo primario lograr que la distribución del ingreso sea más equitativa. Es necesario para ello plantear una serie de acciones a nivel macro y paralelamente comenzar a actuar desde lo personal frente a este cuadro de situación.

Es necesaria la búsqueda de mecanismos para paliar esta situación de absoluta injusticia social.

Por un lado la necesidad de financiamiento de las cajas jubilatorias. Una salida inmediata es lograr que nuestros representantes, que se reunieron un domingo a la madrugada porque así se lo exigían los mercados, modifiquen la ley permitiendo al menos que se permita la posibilidad que se pueda volver al sistema de reparto. Posiblemente en la asamblea a realizarse en el día de la fecha, podemos definir metodologías para llevar adelante esta propuesta que ya ha sido planteada por distintos sectores.

Es necesario por otro lado combatir los grandes evasores. El personal de la AFIP ha ofrecido durante tres meses realizar esta tarea en forma gratuita, siempre y cuando los dejen ir a ciertos lugares claves. Entiendo que debemos apoyar esta propuesta no sólo del punto de vista testimonial, sino también creo que en el marco de las universidades y sobre todo aquellos que tenemos carreras de Ciencias Económicas si podemos hacer algo para ayudar a llevar adelante estas tareas.

Finalmente desde lo micro tengamos en cuenta en cada acción que llevamos adelante, a quienes beneficiamos, y en igualdad de condiciones beneficiemos a un argentino y no a un capital multinacional.

Tenemos que luchar para llevar adelante un shock redistributivo en un marco de compromiso social y de profundización democrática.

La única posibilidad hoy para superar esta situación, lograr fondos genuinos para jubilados, empleados públicos, reactivar el sector productivo y comercial, generar fuentes de trabajo para los desocupados, es definiendo e implementando políticas que expandan y diversifiquen la demanda, y la única posibilidad es a través de una distribución más justa y equitativa entre todos los habitantes de nuestro país, sin excepción alguna.

Pero la única forma de llevarlo adelante es sumándonos todos los sectores involucrados, llevando adelante acciones comunes y en conjunto.

Por otro lado tener en claro, que en esta lucha no es para solucionar un problema coyuntural. Es necesario tener en claro que de esta lucha depende el futuro de la Argentina y de los argentinos en las próximas décadas. Y no nos olvidemos que los argentinos y argentinas de las próximas décadas serán ni más ni menos que nuestros hijos. Ese es el motivo fundamental por el que no podemos abandonar esta lucha.


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