Facultad de Ingeniería y Ciencias Económico-Sociales
Universidad Nacional de San Luis

XXVIII Aniversario de la Universidad Nacional de San Luis
10/05/2001

Buenas tardes.

Agradezco la presencia de todos Ustedes y les aseguro que es un gran honor para mi compartir este nuevo aniversario de la creación de la Universidad Nacional de San Luis.

Para nuestra Universidad, cada aniversario es una celebración, una fiesta y al mismo tiempo es un acto conmemorativo. Cada aniversario amerita un homenaje a los desaparecidos y asesinados en los primeros años de esta casa, que se sintetiza en la figura de nuestro primer Rector, el Profesor Mauricio López. Un hombre que arriesgó su vida en pos de un ideal y la perdió luchando por la construcción de una sociedad mejor. Cada aniversario, la desaparición de Mauricio López y la de tantos miembros de la comunidad universitaria que, como él, se atrevían a pensar diferente, nos duele un poco más ... y aún así, debemos mantener vivo el recuerdo.

Pero también es una celebración. Celebramos seguir siendo la principal herramienta de transformación que tiene la región. Celebramos nuestro propio empeño en defender, preservar y mejorar esta instancia de Educación Superior ... que no todos saben valorar. Celebramos un año más de aporte, de este pequeño grano de arena con el que contribuimos a cumplir con los objetivos institucionales que nos hemos fijado.

Nuestra Universidad, en su relativamente corta vida, ha estado signada por los cambios. Desde sus incipientes comienzos, sus años negros, su pasado reciente y este presente en el que yergue orgullosa para encarar un futuro que todos esperamos promisorio.

El cambiante mundo de la globalización deshumanizada, nos plantea con crueldad nuevos desafíos. Los interrogantes que plantea esta etapa de mutaciones sociales y culturales, atomizando y aislando a los principales actores sociales, sólo pueden ser respondidos por un sistema educativo resuelto y revalorizado. Un sistema en el que la principal actividad siga siendo la generación y transmisión del conocimiento y pueda dejar de distraer esfuerzos en la supervivencia y la coyuntura.

La Comunidad Universitaria mantiene aún la preocupación y asombro por el reciente intento de aplicación de un conjunto de medidas económicas, las que de haberse materializado, habrían afectado a la educación en todos sus niveles, poniendo en riesgo la subsistencia del Sistema Educativo.

En esa oportunidad, se puso de manifiesto la firme actitud de la comunidad universitaria y no universitaria de todo el país en defensa de la Educación Pública.

Si bien este hecho nos reconforta por que entendemos que se mantendrá encendida la antorcha de tan preciada defensa, nos obliga a mantenernos en alerta sobre nuevos ataques, alguno de los cuales ya se empiezan a esbozar: el arancelamiento, las restricciones en el ingreso y el establecimiento de pautas de distribución presupuestaria economicistas sin considerar la realidad diferencial que implica impartir Educación Pública en un país como el nuestro.

Si se analizan los límites presupuestarios para desarrollar la labor de las Universidades Públicas podemos concluir que el Presupuesto asignado es demasiado si las universidades son concebidas como el pasaporte para que unos pocos jóvenes privilegiados estén en mejores condiciones de enfrentar su futuro personal. Obviamente el Presupuesto es a todas luces escaso si se concibe a la Universidad inmersa en la sociedad, contribuyendo desde la rigurosidad de las distintas disciplinas que la constituyen a la elaboración de ideas y propuestas surgidas de discusiones que alberguen la diversidad, la confrontación, la complementariedad y el desorden fecundo, propicio para el pensamiento original y creativo.

Se ha dicho hasta el cansancio que en educación no se gasta sino que se invierte. El propio Mahatma Gandhi solía decir: “Mi país es tan pobre que no puede darse el lujo de no invertir en educación”.

Igual criterio puede seguirse con la desvalorización que ha sufrido en los últimos años la investigación Científica y Técnica que se desarrolla principalmente en la Universidad Pública. De hecho más del 60% de la capacidad instalada de investigaci6n científico-tecnológica y más del 70% de los investigadores y tecnólogos con que cuenta el país están en la Universidad Pública. Sobre la importancia de invertir en investigación, hace más de 40 años, e l Dr. Bernardo A. Houssay decía: “Algunos creen que la Ciencia es un lujo y que los grandes países gastan en ella porque son ricos. Grave error, gastan en ella porque es un gran negocio, y porque de esa forma se enriquecen. No gastan en ella porque sean ricos y prósperos, sino que son ricos y prósperos porque gastan en ella. Nada da dividendos comparables a los que proporciona la investigación científica y tecnológica.”

A pesar de lo convencidos que podamos estar de estas afirmaciones no debemos sentarnos a esperar que el Estado Nacional, en la profunda crisis en que se encuentra inmerso, reaccione redireccionando recursos hacia la Educación Pública y que el resto de los sectores sociales aplaudan la idea. Debemos demostrar nuestra importancia, debemos insistir con nuestros reclamos y también debemos eficientizar nuestro funcionamiento y buscar medios complementarios de financiamiento, haciendo que esta inversión rinda sus frutos en beneficio de la sociedad toda.

Para la Universidad Pública, mantienen su plena vigencia las tres funciones atribuidas hace ya mucho tiempo por Ortega y Gasset: transmisión de la cultura, enseñanza de las profesiones y la investigación científica. En otros términos, funciones cultural, profesional y científica con docencia, investigación y extensión.

Ortega y Gasset también planteaba la existencia de una especie de “obsolescencia” que suele estar instalada en algunos compartimientos del quehacer universitario y que, con frecuencia, no se percibe. Esto es, la dificultad y la lentitud de reacción de la institución frente a los cambios.

Se infiere entonces, que las tres funciones referidas, deben adecuarse a los cambios que exige la sociedad mediante un proceso activo de transformación y dinámica, de naturaleza permanente.

Asimismo, Calidad, Pertinencia y Equidad, son presentados habitualmente como incompatibles, sobre todo si se parte la definición de gratuidad y el Estado no asegura el financiamiento adecuado de la Educación. Esta no es una verdad absoluta, pues existen numerosas acciones que pueden ejercitarse para mejorar la calidad y que son independientes de los recursos económicos. Pero sin duda en la actualidad y desde hace tiempo, la responsabilidad del Estado frente al financiamiento de la Educación es cumplida parcialmente y con un fuerte apartamiento de las reales necesidades, entre las cuales ni siquiera se contempla el asegurar salarios dignos para los agentes Universitarios.

Adicionalmente, la democratización de las oportunidades que implica la Educación Superior Pública y Gratuita, importa la doble exigencia de admitir en el sistema universitario una muy alta proporción de la futura fuerza de trabajo de la sociedad y, en el mismo grado de importancia, plantea la necesidad de que el servicio de educación superior que provea la Universidad sea de la más alta calidad posible. De este modo se formarán los recursos humanos de buen nivel que requieren los procesos de transformación.

Por esto, la Universidad Argentina debe estar dispuesta a satisfacer los requerimientos que plantea una sociedad cada vez más compleja, en el marco de una enseñanza que debe ser masiva y sin ceder un ápice en la exigencia del más alto nivel académico, científico y técnico.

La Universidad Nacional de San Luis ha aceptado el desafío y se ha embarcado en procesos internos y externos de evaluación para reconocer sus fortalezas y debilidades y plantear las estrategias superadoras.

En este sentido, esta gestión ha tenido claras sus ideas, exponiendo sus procesos y realidades a quienes evaluarán su accionar institucional o acreditarán sus carreras, pero al mismo tiempo garantizará el cumplimiento de sus funciones sustanciales y sin renunciar a sus valores: la defensa de la educación pública estatal y gratuita, inserta en la sociedad desde un rol transformador y con un nivel académico, científico, tecnológico y cultural de excelencia.

Sabemos la importancia que tiene, para aportar a esa excelencia, la experiencia y el valor que se agrega a cada individuo con el pasar del tiempo y la permanente realimentación de sus conocimientos y capacidades. En el ámbito educativo, como en ningún otro, esa experiencia que se acumula, vale y se reconoce taxativamente.

Los valores acumulados y su mantenimiento en el tiempo han revalorizado a la Universidad como Institución señera de Occidente, de la cual provienen la mayoría de los dirigentes de una nación y de quien todos esperan protagonismo, especialmente en estos tiempos de pérdida de principios y exacerbación de la supervivencia individual.

Cada Aniversario es propicio para que la Universidad renueve el compromiso que tiene con la sociedad y su obligación de afrontar las exigencias de estos tiempos, redoblando los esfuerzos para que los valores trascendentales del ser humano como la ética y la justicia mantengan su vigencia, aún en estos momentos en que se ciernen sobre la Universidad Pública los ataques y amenazas de los que prefieren sembrar la ignorancia y el temor.

Muchas gracias.